¿Cómo es un ejemplo de texto humorístico?

¿Cómo es un ejemplo de texto humorístico?

Aunque muchos no lo crean, la comedia se trata de un arte teatral y literario sumamente difícil. Debido a que, la comedia escrita en sí misma envuelve muchos elementos o recursos a los que se acude para causarle gracia al lector. Por medio de la ironía, sarcasmo, incongruencia, sátira, entre otros, se consigue divertir a los espectadores y que disfruten del texto que estás relatando. Pero si no tienes idea sobre algún ejemplo de texto humorístico, te enseñaremos todo lo que tienes que saber.

Mediante una alteración de los hechos a contar en el escrito, los textos humorísticos se destacan por mucho entre los otros estilos de redacción. Debido a que su finalidad no es contar una historia estructurada o aclarar una situación coherente. Si no más bien, deformar el relato de forma exagerada para que provoque risas. Si no te encuentras familiarizado con la manera en cómo crear y organizar un texto humorístico, nos encargaremos de expresar detalladamente cada aspecto.

Índice
  1. ¿Cómo se hace un ejemplo de texto humorístico?
  2. ¿De qué se puede hablar en los ejemplos de texto humorístico?

¿Cómo se hace un ejemplo de texto humorístico?

A diferencia de las lecturas tradicionales realizadas para educar e informar, los textos humorísticos solo tienen la finalidad de ser graciosos. A simple vista, se puede diferenciar una lectura de comedia de otra que no lo es y ejecutar un guion o texto destinado a ser comedia puede resultar bastante intimidante. Ya que se debe encontrar un equilibrio entre la gracia y la sobre carga de información para evitar que el texto se vuelva absolutamente absurdo, y no de la manera que queremos.

Un gran consejo para un ejemplo de texto humorístico, es que se debe de tratar de un relato sincero y agradable, que parezca que no conlleva mucho esfuerzo. Uno de los errores más frecuentes, es querer dar demasiados detalles y ser muy correcto en la redacción y gramática de estos textos humorísticos. Dado que, lo ideal, es que se sienta cómo una lectura cercana y auténtica para poder conectar con los que lo leen. De esa manera, será más fácil causarles risas.

Recuerda que, una rutina o texto humorístico no tiene una estructura u orden fijo, ya que dependerá en gran parte de como el autor quiera desarrollar sus ideas. Además, también influye de sí se trata de un poema o una redacción más extensa para la organización y escritura de estos textos.

¿De qué se puede hablar en los ejemplos de texto humorístico?

De los mejores consejos que te pueden brindar sobre cómo hacer un ejemplo de texto humorístico es buscar temas que hagan que el público lector se identifique. Es decir, tratar temáticas que pueden estar presentes en la cotidianidad de todas las personas, que es lo que se conoce formalmente como cultura popular. Esta cultura es la que permite al público consumidor de tu texto sentirte familiarizado con una acción, actividad o hecho de los que todos tenemos una opinión al respecto.

Por tanto, una manera de seleccionar adecuadamente cuáles tópicos tocar en tu texto humorístico es basándose en aspectos de la vida diaria, como ir al trabajo, al banco, comer, dormir, entre otros. Pero exagerando considerablemente esta situación, adornándola con argumentos rebuscados y un poco dramáticos. Como, por ejemplo, como disminuye encarecidamente la presión arterial de un individuo cuando no siente que el celular está en su bolsillo del pantalón.

Otra forma de abordar premisas en un texto para comedia es la queja o disgusto. Debido a que esas situaciones que causan irritación y molestia, viéndolas desde otra perspectiva, pueden ser bastante graciosas. Ya que, si se consigue que el lector sienta el mismo disgusto que tú cuando estás expresando tu chiste, hará que inmediatamente se sienta identificado y se ría. Puesto que, puede que tenga el mismo pensamiento que tú o expongas un sentimiento nuevo en él con esta lectura.

Un punto importante para determinar los remates en tu texto es llevar al extremo la premisa. Exagerar en la medida de lo posible en desenlace de tu premisa hasta que su comparación se vuelva abismal, pero, al mismo tiempo, sea coherente.

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